Las Guerras de Prestigio, Cuba y Puerto Rico. 1861 a 1898 'La defensa de la América española en el siglo XIX. Vol. 2'
La recuperación de la estabilidad militar y política española durante la segunda mitad del siglo XIX impulsó al presidente O'Donnell a emprender varias campañas en América, Asia y Europa para recuperar la influencia internacional de España, denominadas Guerras de Prestigio.
Apenas finalizadas estas operaciones, comenzó en 1868 una larga, dura y devastadora guerra en Cuba, al aprovechar los independentistas cubanos tanto las sucesivas crisis político-militares como el apoyo recibido desde Estados Unidos y algunas repúblicas americanas mediante el envío de armas, dinero, equipos y municiones.
Los independentistas cubanos se mantuvieron en armas durante diez años, hasta que la recuperación de cierta estabilidad política y militar durante la Restauración Borbónica permitió enviar nuevas tropas regulares y reemplazos peninsulares, esenciales para imponer el final de la insurrección en 1878 con la Paz de Zanjón.
Pero los problemas políticos y sociales de Cuba no se resolvieron, estallando una nueva insurrección en 1895 y obligando al gobierno español a enviar nuevos contingentes de tropas regulares y reemplazos, prolongándose la nueva guerra civil hasta 1898, cuando el gobierno estadounidense del presidente McKinley aprovechó un letal accidente en el acorazado Maine para intervenir en el conflicto declarando la guerra a España.
La guerra hispano-estadounidense fue breve y desastrosa para España lo que obligó al gobierno español del presidente Sagasta a solicitar un armisticio; en las inmediatas negociaciones de paz, el abuso estadounidense y la falta de apoyos internacionales llevaron a la pérdida de Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas, finalizando la soberanía española en América más de cuatrocientos años después de la arribada de Cristóbal Colón.