Las Guerras de Emancipación de Hispanoamérica 1806-1829. La defensa de la Ámerica española en el siglo XIX. Vol.1

Autor:
López Fernández, José A.
Editorial:
HRM Ediciones
ISBN
9791399006100
Idioma
Español
Fecha de Publicación
2025
Nº de páginas
394
Formato
Rústica con solapas
Disponibilidad:
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24,95€

La América española se vio sacudida en 1810 por insurrecciones simultáneas en los cuatro virreinatos en los que se organizaba territorialmente; los líderes independentistas recibieron el apoyo económico, militar y político de Gran Bretaña y Estados Unidos, esencial para mantener la lucha contra las tropas americanas y peninsulares que sostuvieron la causa de la Monarquía española.
La crisis económica, militar y política sufrida por España a causa de las sucesivas guerras contra Gran Bretaña y las tropas invasoras francesas del emperador Napoleón Bonaparte y el enfrentamiento posterior entre absolutistas y liberales españoles impidieron el envío de suficientes armas, buques y tropas para combatir en América, concentrándose en su mayor parte el esfuerzo militar español en los propios realistas americanos, aunque resultó insuficiente ante la magnitud de la empresa.

Y ello porque el conflicto se extendió por el inmenso territorio de la América española, desde las fronteras texanas a los territorios de la Araucaria chilena, luchándose en los desiertos, las ciudades y las costas atlánticas y pacíficas mexicanas, la selva panameña, los llanos y ríos venezolanos, los valles colombianos y ecuatorianos, las riberas argentinas, paraguayas y uruguayas del Río de la Plata, y las montañas andinas bolivianas y peruanas.

El peso de la lucha terrestre lo soportaron ejércitos relativamente pequeños para los estándares europeos, implicados en agotadores asedios, duras escaramuzas, marchas forzadas y feroces batallas, a menudo con graves carencias de armas, municiones y víveres.

En los océanos Atlántico y Pacífico tendrá lugar una contienda no menos esforzada entre los escasos buques de la Armada basados en los puertos americanos y enviados desde la Península, y las fragatas, corbetas, bergantines, goletas y balandras alistadas por los independentistas, a menudo tripulados por marinos extranjeros, a los que se sumarán los corsarios estadounidenses a los que el final de la guerra con Gran Bretaña entre 1812 a 1815 había dejado sin respaldo legal, pero con sus barcos armados y ansiosos de botín, que buscarán en las banderas de las nuevas repúblicas americanas la patente de corso necesaria para saquear las naves mercantes españolas.

Finalmente, después de una larga lucha cuyas operaciones principales se prolongaron desde 1810 hasta 1824, la derrota del Ejército Real del Perú en Ayacucho puso fin a la contienda, salvo algunos combates menores, y permitió la consolidación de las nuevas repúblicas hermanas en las que se organizó el poder político en los antiguos virreinatos.