Glaciares
Desde los icebergs del mar de Weddell, en la península Antártica, hasta los glaciares canadienses del Parque Nacional y Reserva de Kluane; desde la Patagonia argentina hasta las cumbres nevadas del Himalaya, Sebasti o Salgado ha captado varios cientos de imágenes que constituyen un testimonio del encanto imperecedero de uno de los entornos más hostiles para el ser humano, y a la vez, uno de los más esenciales para garantizar la vida en la Tierra.
Un proyecto que ofrece la valiosa oportunidad de conocer y confrontar uno de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo: la crisis climática y la imperiosa necesidad de salvaguardar ecosistemas naturales tan delicados y vitales como las montañas y sus glaciares.
Los glaciares actúan como centinelas del cambio climático, y su reciente y acelerada fusión es un testimonio irrefutable de que el mundo se calienta a una velocidad nunca vista con anterioridad.
Torpe soñador gigante, busca acomodarse y no puede . En 1946, con esta visión sublime y melancólica, Primo Levi concebía el glaciar como una figura casi mitológica que infunde miedo, que cruje y ruge, y que se encuentra habitado por una fuerza triste. La realidad, hoy, dista mucho de aquella imagen: los glaciares, amenazados por la crisis climática, son, sin embargo, pilares fundamentales para el equilibrio del planeta y para nuestra existencia.
Desempeñan un importante papel en la regulación del clima terrestre: al reflejar eficazmente la radiación solar, impiden que se caliente en exceso la superficie del planeta. Son, además, las torres de agua de las llanuras: de los glaciares depende el suministro de agua potable para dos mil millones de personas y para dos tercios de la agricultura de regadío mundial.