Fenicios, mercaderes del mar
La entrada en la península ibérica de navegantes provenientes del Mediterráneo oriental supuso la conexión de culturas tan dispares como alejadas en términos geográficos. En este sentido, el influjo de los fenicios en las sociedades indígenas del Bronce final ha quedado extensamente documentado en el registro arqueológico. Pero tal vez una de las pruebas más fascinantes de estos contactos derive del infortunio de un barco de finales del siglo vii a. C., descubierto en uno de los puntos más engañosos para la navegación de la zona: frente a la costa de La Manga del Mar Menor, junto a la isla Grosa, del que nos ha llegado casi únicamente el extraordinario cargamento que transportaba. Exposiciones como la que aquí se presenta constituyen, además, una excelente oportunidad para sensibilizar sobre la importancia del patrimonio cultural subacuático, alentar su gestión y puesta en valor, y combatir tanto su descontextualización como su expolio. Por añadidura, favorece la implicación de las comunidades locales con los ecosistemas marinos de los que también forman parte.