La espada de Vara de Rey
Joaquín Vara de Rey Rubio (Ibiza 1841 Cuba 1898) será el vértice de una familia entregada al servicio de España desde el propio origen de su apellido allá por 1182 cuando las tropas de Alfonso VIII reconquistaron la estratégica villa de Alarcón. Desde entonces, no ha faltado algún Vara de Rey en las principales batallas que han jalonado la construcción de España, siendo a día de hoy, la familia más condecorada de su historia militar.
Cuando cae abatido aquél primero de julio de 1898, tras nueve horas de cañoneo incesante, arengando a sus hombres espada en mano, había logrado emular con orgullo a su padre, Joaquín Vara de Rey Calderón de la Barca y a su abuelo Joaquín Vara de Rey Laget, que ya formaban parte de la Real Orden de San Fernando por haber protagonizado gestas heroicas, luchando al frente de sus Banderas, igualmente espada en mano.
Y de alguna forma la Espada de Vara de Rey estará vinculada al nacimiento y ocaso del Imperio Español. En octubre de 1475, en pleno apogeo de la Guerra del Marquesado, último escollo de los Reyes Católicos para poder iniciar su gran proyecto de España, el entonces alcalde de Hellín, Fernando de Vara de Rey, al poner su espada al servicio de la Reina Isabel, promoverá la sumisión de todo el marquesado de Villena. Cuando cuatro siglos más tarde, durante la ceremonia de rendición de Cuba, el general norteamericano Shafter haga entrega al general español Toral de la espada de Joaquín Vara de Rey, estará reconociendo la admiración del enemigo al valor y espíritu de los que defendieron con su sangre la última tierra española en ultramar. De esa forma, esa espada pondrá honroso broche a un periodo glorioso de nuestra historia.